Buenas tardes a todos/as!
Hoy os vamos a hablar de un programa que ha sido eliminado de la parrilla televisiva esta semana. A pesar de haber tenido audiencia durante mucho tiempo, a todo le llega su fín.
Ven a cenar conmigo lo hacían en Antena 3 de lunes a viernes a las 20.15 h. aproximadamente. En sus inicios era un programa bastante serio donde cada semana cinco anfitriones desconocidos concursaban por ser el mejor y poder llevarse el premio, que ascendía a 3.000 euros. Cada día de la semana le tocaba a uno hacer de anfitrión y sus compañeros al final de la velada le puntuaban en secreto. El viernes, después de la última cena se conocía el nombre del ganador.
En un principio los concursantes eran de lo más normal y educados, aunque siempre hay excepciones, y puntuaban de forma honrada. Pero conforme fue pasando el tiempo, los concursantes parecían que no iban a un concurso de cocina, sino a un programa de criticar y cotillear al resto de los concursantes. Ya no era importante si la comida estaba buena o no, si tenía mucho trabajo, o si el anfitrión había estado al nivel. Ahora se valoraba todo, ya no eran tan justos con los otros concursantes, si no se llevaban bien, ya era un suspenso asegurado, y si la casa tampoco les gustaba ya era un tema de crítica y un motivo para no aprobar al concursante.
Hoy os vamos a hablar de un programa que ha sido eliminado de la parrilla televisiva esta semana. A pesar de haber tenido audiencia durante mucho tiempo, a todo le llega su fín.
Ven a cenar conmigo lo hacían en Antena 3 de lunes a viernes a las 20.15 h. aproximadamente. En sus inicios era un programa bastante serio donde cada semana cinco anfitriones desconocidos concursaban por ser el mejor y poder llevarse el premio, que ascendía a 3.000 euros. Cada día de la semana le tocaba a uno hacer de anfitrión y sus compañeros al final de la velada le puntuaban en secreto. El viernes, después de la última cena se conocía el nombre del ganador.
En un principio los concursantes eran de lo más normal y educados, aunque siempre hay excepciones, y puntuaban de forma honrada. Pero conforme fue pasando el tiempo, los concursantes parecían que no iban a un concurso de cocina, sino a un programa de criticar y cotillear al resto de los concursantes. Ya no era importante si la comida estaba buena o no, si tenía mucho trabajo, o si el anfitrión había estado al nivel. Ahora se valoraba todo, ya no eran tan justos con los otros concursantes, si no se llevaban bien, ya era un suspenso asegurado, y si la casa tampoco les gustaba ya era un tema de crítica y un motivo para no aprobar al concursante.
Ariel Santamaría es un claro ejemplo de todo ésto. Es uno de los concursantes de la semana número 36. Este señor es concejal de Reus y como podemos ver en la foto es un fanático de Elvis.
Ésto no fue una estrategia para llamar la atención, ni una simple broma, el joven catalán le gusta ir siempre vestido como si fuera el Rey del Rock.
El día que le tocaba ser el anfitrión, hizo un menú que no tuvo mucho éxito, y además fue muy criticado por las condiciones en las que se encontraba su casa, ya que según indicaron sus compañeros la pared se caía a “cachos” y carecía la limpieza y el orden.
Por lo tanto, lo que empezó siendo un programa de cocinar, como no, acabó cayendo en lo que la mayoría de los programas están inmersos... en el morbo y las discursiones.
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